jueves, 17 de octubre de 2013

La Musaraña (Inspirado/Relato)

El agua se filtraba por los tejados y caía en forma de gotas, por los bordes de la casa. Una leve luz aclaraba la habitación. Desde el exterior provenía el susurro del viento y el de las lejanías. La humedad reinaba por el alrededor. Yo estaba de pie observando a través de la ventana, viendo el apagado crepúsculo del final de un momento, del final de los días. Di un suspiro y volví a la protección del centro del cuarto. Estaban Belinda y Eliana cerca de la luz, tomaron asiento en el vestíbulo. Éramos encerrados por una sensación de vana comodidad. Fue entonces, cuando llegó la primera carta de La Musaraña.
Había día soleado en la ciudad. Había venido con mis amigas Belinda y Eliana, que me insistían para que fuéramos al centro comercial. “Cristián”, rogaban. Me tenían atrapado del brazo, cruzamos la calle. Me desprendí de ellas y eludí la pretensión diciendo: “No podré, tengo otros compromisos”. Me miraron extrañadas, finalmente nos disgregamos en una intersección de calles.
Continué caminando y me encontré con un sujeto que pasando por mi lado dijo algo raro: “El cielo es color mostaza”, expresó, y lo dejé seguir como quien evita a un loco. Y todo lo demás fue así. Descubrí a un segundo individuo que no hizo más que cruzar frente a mí para oírlo decir “Los pingüinos están calientes”. Otro tipo pasó y expresó “Las suelas de los zapatos están desgastadas”. “El firmamento está lleno de platillos voladores, las comidas vegetarianas son mejor, el horno está encendido, el perro se come su cola”, y un sinfín de cosas más. No lo podía creer. Todos decían algo distinto. Estaban desvariados.
Una mujer tenía encima de su traje de ejecutiva una placa con el nombre de “Patricia”. Avanzaba, diligente, llevaba un teléfono celular y habló: “La reunión es a la hora de las nubes. Pero no, no me cabe el calzado. ¿Vamos a cenar tacos esta tarde? Muy bien, adiós”. La mujer terminó la llamada. Quedé atónito. Tras escuchar aquello, ideé en mi cabeza que todo se trataba de una confabulación por parte de las personas de hablar en claves secretas. Pero deseché aquella idea. En la ciudad estaban trastornados.
Proseguí mi ruta. El cielo se había despejado en un azul. A través de la acera industrial llegué al frente de un imponente edificio alargado recubierto de celestes cristales diáfanos. Miraba hacia su altura. Mientras, la gente estaba hablando estupideces a mi alrededor. Ingresé al edificio, las puertas automáticas dejándome pasar. Debía descubrir lo que estaba sucediendo.
Pasé por una recepción donde estaba lleno de secretarias tras sus puestos comunicándose sin cesar incoherencias a través de sus audífonos de transmisión. Hablaban desordenado, también estaban afectadas por el efecto que trastornaba a todos en la ciudad, que yo desconocía. Me aventuré por aquel pasillo de trabajadoras sin ser centro de la mayor atención; a paso rápido atravesé.
Habiendo descendido en un aparato llegué a un sótano lúgubre de madera vieja donde en el centro había una enorme máquina que escupía bocanadas de humo y hacía escándalo. Era una máquina central. Alrededor de ésta se paseaba un clásico científico de larga bata blanca y un abundante cabello ceniza desgreñado, que parecía sumido en sus cavilaciones firmes y hacía maquinaciones con las manos, yendo de un lugar a otro.
Había un gato de color café como el mismo laboratorio clandestino, encima de una mesa, que me dio una mirada siniestra. A causa de intuición supe que aquella máquina central operando con incesante alboroto era la responsable del tormento de la gente de la ciudad y de que se trastocaran sus palabras. Sobre un muro agrio reposaba una placa de cobre que rezaba: Eduardo Espinoza. Era el nombre del científico, lo cual se comprobaba además por medio de otra placa minúscula que llevaba en su uniforme. El científico se acercó hacia mí en medio de una trepidante sensación, abrumado mi ser por un recelo creciente en mi interior. Entonces en dicho momento el laboratorio se esfumó. Me desaparecí.
Transcurrió un día y volví a estar dentro del hogar. De las flores en el exterior brotaban lágrimas, el atardecer incendiaba lo que restaba del día. Acomodado en el oscuro sofá de cuero sorprendí a mis dos amigas entrando a la sala. Belinda y Eliana se atosigaban con las palabras. Me levanté a contemplar a través de la ventana. Eliana acudió a mi lado, y presionando su mano contra el cristal en un suspiro desgastante, me dijo:
— ¿No te parece romántica la sutil lluvia que cae?
En efecto, la ventana estaba húmeda. Había una febril llovizna en medio del contraste del lánguido atardecer mojado. Aquella sensación era irreemplazable. Belinda luego dijo:
—Las estrellas en la noche me vuelven soñadora.
Entonces tuve la certidumbre de que lo incipiente era real. “Ellas también lo estaban”, me dije con terror. Era algo ineludible. Maldita chatarra de máquina y miserable científico desvariado, troné para mis adentros. Belinda y Eliana se soltaron en un extenso discurso de incoherencias sin filtro. También habían sido afectadas.
—Pero no importa por qué cauce pase el río, el cielo siempre estará estrellado. Quita tus zapatos —dijo Belinda.
—Si tan sólo las naciones lejanas estuvieran al alcance… No modifiques el camino. Cuidado con la mariquita. La tierra a la tierra. Tiene blando corazón —añadió Eliana.
“Mi muy estimado receptor:
Es perceptible el agobio que te causa el desorden en las palabras. Sólo una cosa te puedo decir: lo hago con un propósito. Un deseo que tengo desde hace mucho tiempo. Desde hace varios años soy científico, remontándose a mi juventud. Siempre me daba rabia cuando las personas hablaban expresándose en interminables y confusas representaciones de ideas que no tienen ni orden ni fin. Me exasperan dichas cosas. Es por eso que les desordené sus propias ideas. Les impuse orden entregándoles un caos lingüístico. Ahora sus lenguas se traban al hablar; ahora sólo expresan despropósitos. No pienso detener esto, ni aunque usted se derrumbe en exhortaciones. Una vez que el mecanismo empieza a funcionar, ya se vuelve algo implacable. Los engranajes en marcha, mi laboratorio operando, nada se puede hacer. Salvo una cosa: deseo que vengas a visitarme esta noche. Prometo por las estrellas que con tu venida consideraré la situación. Qué dice, ¿prefiere vivir por la eternidad en un mundo donde las personas hablan cabezas de pescado?
Se despide cordialmente, el doctor Eduardo Espinoza
La Musaraña”.
“Ya veo por qué se dice La Musaraña”, medité. “Es un engendro”. Llegué hasta la puerta abierta y escuché una voz decir:
—Busca en el cementerio del patio—. “Busca respuestas”, añadió el timbre desconocido. “¿Y qué respuestas?”, pensé, si no había nada.
Esa tarde arribé al laboratorio del doctor. Sobre la mesa estaba un sobre con mi nombre escrito: “Bienvenido, Cristián”, decía. El científico extendió sus brazos y se acercó hacia mí en un saludo efusivo.
—Bienvenido al laboratorio, estaba esperando que llegaras —dijo pronunciando mi nombre. Se me aproximó como si hubiera sido un antiguo conocido. Lo empujé hacia delante y lo evité, con cierto asco. Viéndose para nada afectado continuó cordial y me invitó pasar a una mesa de hielo con un vaso rosado encima. Su gato volvió a mirarme con recelo. Seguí a La Musaraña y me ofreció trago de dicho vaso. En ese instante recordé la máquina central echando vapor, y una intrínseca tensión creció entre ambos. Me vio con ojos desconfiados, y me lanzó un ataque. El vaso se ladeó, el contenido rosado derramándose. Corrí hacia la máquina del estupor, divisé la palanca y la jalé hasta atrás, rompiéndola. Entonces me acordé de mi enemigo y la contienda en desarrollo, y volví y nos trenzamos en agarrones. El gato, enfurecido saltó de la mesa, aterrizó encima de mí y me hizo estragos la espalda. Pero estaba demasiado distraído en la lucha con La Musaraña. El científico, pese a su aspecto senil, se manejaba en los golpes, y me enviaba varios que con suerte no me rompían la nariz, me pasaban por el lado del rostro. El vaso contenedor del líquido rosado definitivamente se esparció, y la mesita tambaleándose. Estaba agarrado de las mechas con el científico. Nos decíamos improperios. Me regaló un rodillazo en los genitales, y finalmente lo tumbé al suelo de un certero puño en el centro de la cara. Cayó duro como un muerto; sólo faltaba el ataúd. Entonces me desaparecí, antes de que el remordimiento interviniera donde no tenía nada que hacer.
Cuando llegué al hogar resoplando, me encontré a Eliana.
—Eliana, cómo estás —le dije.

—Estoy bien —contesta, y me sorprendo de que hubiera hilvanado bien las palabras. El orden había vuelto a ser normal. Después mis amigas me volvieron a incitar para que fuésemos al centro comercial. Era de noche. Tras un rato Belinda tuvo la idea de ordenar pizza. Estaba satisfecho. Lo importante era que había derrotado a La Musaraña.















DarkDose

lunes, 7 de octubre de 2013

Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses - reseña




















Advertencia. Esta reseña supone un análisis de la película, por lo tanto los hechos en ella son descritos.

Estar yendo al cine ante la espera para ver el nuevo estreno de Dragon Ball Z en aras de reencontrar la infancia, es una sensación indescriptible.

Es por eso que hoy hago esta reseña. Debido a todos los recuerdos valiosos que acudieron a mi mente y la carga emocional que tuvo esta primicia. Tras mi anterior reseña, de hace tan sólo un par de días, ahora me aventuro en la segunda, porque lo sentí un deber desde el momento en que salí de la sala de cine, con el pecho hinchado. Me dije: le voy a hacer una reseña a Dragon Ball, esta película que dio frutos, que me trajo a conocer nuevamente la serie, que me sorprendió de un modo que casi no esperaba, estando cercana a mis sueños.

Entonces hoy inicia esta reseña. Seguramente se habrán dado cuenta por el tono que empleo en las primeras líneas, que la experiencia me ha dejado conmovido. Y francamente es así. Muy a pesar de algunas críticas que han rodeado el estreno, que debieron hacer una idea a los fans de que esta nueva obra no dejaba satisfecho totalmente, para mí ha sido un giro excepcional. No hay que poner atención a aquellas palabras primero sin un fundamento, porque esta historia que se estrena, está muy bien hecha, denota todo el esfuerzo que le han puesto quienes están detrás.

Chala Head Chala
no importa lo que suceda,
siempre, el ánimo mantendré

Y quién no coreó el mítico 'Chala-Head-Chala'; es lo primero que viene a la mente al entrar a ver este filme.



















Los Guerreros Z, a mi juicio en su etapa donde se mostraban más rudos, fuertes y organizados.
En la saga de Cell.

Mucha expectación había surgido en torno a esta película, y era precisamente por esto que algunos fanáticos temíamos sentirnos decepcionados. Pero, a decir verdad, creo que siempre está la gente que nunca le pierde la esperanza a las aventuras de Gokú, nuestro carismático personaje, humilde héroe de siempre, con quien tan gratamente esperamos mucho tiempo volvernos a encontrar, desde que en la relegada Dragon Ball GT (según Akira Toriyama, el creador de Dragon Ball, considerada como una historia aparte), nuestro ídolo nos abandonaba marchándose para siempre con Shenlong para convertirse en el eterno guardián de las esferas del dragón. Debo admitir que yo mismo, al enterarme de este estreno que para entonces todavía faltaba un montón para que llegara, y con las ansias que tenía, me terminé de ver completamente Dragon Ball Z; una experiencia enriquecedora. He estado repasando toda la serie desde el principio; desde la primera vez que nuestro pequeño Gokú apareció en pantalla, y es en verdad un maravilloso reencuentro con el niño que uno lleva dentro. He vuelto a soñar en este tiempo, he vuelto a gozar con las aventuras del Saiyajin más querido como la primera vez, y me he vuelto a sorprender con cada experiencia.

Cómo no recordar desde el interminable viaje a Namek, derrotando al emperador del universo Freezer; las crisis de las líneas temporales y el mundo puesto en peligro con la amenaza del androide perfecto y más engreído villano, Cell, hasta la llegada de Babidi y su compinche Dábura para despertar en un plan maquiavélico al temible Majin Boo, capaz de convertir a una ciudad entera en caramelo, quien luego en su forma final y más pura destruiría la tierra misma sobrepasando esta vez la serie todos sus límites.




















Buu, por lo tanto, es el recordado último villano de la serie. Tras la batalla contra él esta flamante película comenzaría a erigir sus cimientos.

Luego de esta última saga es precisamente donde da inicio el argumento de la película, dentro del espacio de los 'diez años perdidos', que corresponden a los años dentro de la cronología donde el ritmo de la historia da un gran salto, tras el cual nuestro protagonista se encuentra en el postrero Torneo de Artes Marciales de la serie.

Ahora pasaremos a hablar de uno de los principales atractivos de esta película y el punto donde la gente más se concentra: el nuevo villano con quien habrá de enfrentarse Gokú, que, precisamente, se trata de un mismísimo dios, y su nombre es Bills, el dios de la destrucción.




















Partimos con la premisa de que este dios es más fuerte que Freezer, Cell y Majin Boo, lo cual se anuncia en el afiche de la cinta. Entonces, ¿Gokú habrá de enfrentarse esta vez contra todo un dios? Aquí está el punto firme de la entrega, ya que éste ser es más poderoso que todo contra lo que se ha enfrentado nuestro salvador de la tierra.

Debo admitir que, quizá muchos temíamos decepcionarnos por el aspecto de este nuevo villano, que a simple vista no parecía muy estrafalario o exagerado como anteriores enemigos que la serie nos ha expuesto. Era algo totalmente nuevo y no acostumbrado. Pero, sin embargo, enseguida se nota el toque de Akira Toriyama en este flamante personaje. Y, partiendo con que es un ser poderoso sin límites, parece que a Gokú en esta oportunidad le tocará muy difícil.

El argumento de la película inicia cuando el dios de la destrucción, Bills, despierta después de treinta años de un largo sueño. Enseguida, manifiesta que ha soñado sobre la aparición de un "dios súper saiyajin"; ante esto su asistente después le comunica que Freezer ha sido derrotado por un saiyajin que resulta ser Gokú, cosa que llama la atención del dios de la destrucción y junto a su acompañante, Wiss, se dirigen a la tierra en búsqueda del súper saiyajin dios.















Resulta que cuando llegan, encuentran la fiesta de cumpleaños de Bulma que hasta entonces había transcurrido pacíficamente. Gokú estaba entrenando en el mundo de Kaiosama después de que Bills le había hecho una visita, y había derrotado fácilmente a su fase tres con un sólo dedo. En la concurrencia, Bills y Wiss se dedican a degustar los alimentos y a compartir, pero a la vez tenían a todos nerviosos luego de enterarse de que aquel era el dios de la destrucción en persona, y que en cualquier momento podía destruir la tierra. Vegeta, quien vemos especialmente nervioso, hace enormes esfuerzos para mantener tranquila a la deidad.

Sin embargo, en cierto instante Bills catando alimentos llega hasta la mesa de Boo bueno, a quien le exige sus postres. Naturalmente, Boo se niega y comienzan una batalla, donde Gohan en estado místico interviene y los dos son derrotados con facilidad.

La película está llena de momentos hilarantes. Toda esta parte de la fiesta nos habrá sacado una buena cantidad de risas.

Retomando, Bills consigue inutilizar a la mayoría de los guerreros, hasta que Bulma va donde él y le dice que no permitirá que hagan destrozos en su fiesta. Bills no la toma en cuenta, y la derriba al suelo de una bofetada, ante lo que Vegeta se enfurece en gran medida y grita que no le toque a su esposa. En esta parte del filme es donde vemos que Vegeta pudo llegar a superar a Gokú, y resiste por un buen tiempo luchando contra Bills.

Por suerte, cuando todo parecía perdido, aparece Gokú de su entrenamiento con Kaiosama y detiene a Bills por unos minutos. El dios de la destrucción hace evidentes sus intenciones de que está buscando al saiyajin dios, ante lo que Gokú para ganar tiempo le ofrece esperar mientras hacen lo posible por descubrir quién es dicho saiyajin. Por lo que invocan a Shenlong y éste les revela el secreto: seis saiyajines de corazón puro deben brindar su energía para hacer aparecer al saiyajin dios.

Como la cantidad no parecía cubrirse, de pronto Videl anuncia que está embarazada, por lo que la criatura fruto de su vientre tiene sangre saiyajin. Dicho esto, vuelven a intentarlo y Gokú comienza a recibir la energía, tras lo cual ante la gran expectación, termina transformándose en la divinidad que el dios de la destrucción buscaba.




















Éste resulta ser el poderoso saiyajin dios, que despide un aura flamígera y cuyo cabello y ojos se tornan de color rojo.

A continuación, Gokú se enfrenta a Bills y éstos libran una feroz batalla en condición de divinidades. Pasan por distintos escenarios, desde un bosque hasta bajo la tierra; incluso una tierra baldía donde los efectos de animación tridimensional nos deslumbran, en una sorprendente contienda. Hasta que Gokú pierde la transformación pero no por eso su espíritu, y junto a Bills se alzan hasta las nubes en una pelea totalmente memorable, donde la técnica de movimiento y la música acompañante nos hinchan el corazón de emoción.

Por fin llegan hasta la atmósfera de la tierra y Gokú está bastante debilitado. Bills lanza un ataque final, que consiste en una colosal esfera de fuego, y Gokú, alentado por el espíritu de sus amigos, la recibe y resiste con todas sus fuerzas hasta que la hace desaparecer. Extenuado, habiéndolo brindado todo contra el dios de las fuerzas destructoras de la naturaleza, Gokú cae y Bills lo recoge entre sus brazos. Vuelven a la tierra entonces y Bills está dispuesto a cumplir su promesa de destruirla.

Sin embargo, ante un último discurso de Gokú, Bills parece cambiar secretamente de idea. Y aunque apunta hacia la tierra y lanza su energía, sale una parte insuficiente de ella y el dios de la destrucción admite que ha usado todo su poder en la batalla contra Gokú. De este modo la tierra es salvada una vez más y Bills junto a su acompañante Wiss, quien resulta ser su mismísimo maestro, se retiran de vuelta a su mundo.

Gokú se reencuentra con sus amigos y se vive un instante culminante de emoción, donde vemos a él, Piccoro, Vegeta, Oolong y Bulma compartiendo un instante bajo la noche. Es así como nuestros amigos se despiden una vez más de nosotros.

En conclusión (y esto lo quería decir hace mucho), ésta película es una obra de arte. Cumple con las expectativas e incluso entrega más. De todos modos es una opinión subjetiva pero los fans de la serie pueden quedar igual de satisfechos si saben de la esencia de Dragon Ball y han recorrido toda la serie y extrañaban sus momentos. La nueva transformación de Gokú ha sido espectacular, todos estábamos nostálgicos por la reaparición de el personaje más querido del animé y la batalla que libró esta vez con todas sus fuerzas nos ha hecho vivir cada segundo de lucha con él. Es una película buenísima, totalmente recomendable, y ahora sólo nos queda apegarnos a la esperanza de que esta serie entrañable nos entregará más a futuro.



















Por DarkDose

domingo, 6 de octubre de 2013

Bosque en susurros (Suspenso/Relato)

—Y tú, Ana, qué estás haciendo aquí —pregunta Ricardo con los ojos fijos en las llamas.
La fogata ardía débilmente. Estaban en un bosque umbrío, reunidos en un círculo. Habían tenido entretención relatándose historias de terror. Ana, tomada de la mano de su pareja, Brian, respondió:
—No lo sé, Brian me ha traído a este lugar.
Ricardo, ajustándose las gafas con el dedo, denotando expresión lóbrega, inclinándose hacia ella de a poco, le dice:
—Pero no sabes dónde te has venido a meter. En este sitio abundan los cuentos horripilantes; hiciste mal en llegar hasta aquí. Los espíritus, fantasmas y todo lo relacionado con ultratumba habitan acá.
Ana aprieta la mano de Brian, en busca de protección. El novio, apenas la mira de reojo sin tomarle importancia. Era un joven de diecinueve años, tosco, cabeza rapada, con ornamentos de acero en cada oreja. No era alguien atento en su trato. Las chicas suelen sentirse atraídas por el menos indicado.
—Brian, por qué me hiciste venir a este bosque —interroga, apretándole la mano, con mirada reprensora.
—Te dije que sería genial —se defiende Brian—. Además, accediste a que aquí estaríamos mejor, porque no te parecía adecuado hacerlo en el automóvil.
Claro, aludir al sexo evadido. Una prueba de la falta de tacto de él.
— ¡Brian! —contesta Ana, ofendida. Luego permanece con su rostro ensombrecido, contemplando el fuego.
—Estas mujeres son sensibles —musita para sus adentros Brian.
Ricardo, queda perplejo ante la confesión. Deduce: eran una pareja que sintió el deseo de tener relaciones sexuales al lado de la autopista, pero, impedidos por cierta razón, a iniciativa de él habían llegado a este rincón forestal, donde el silencio hacía de cómplice.
Por dicha causa —a pesar de que no realizaron su voluntad—, el azar los topó con los demás, que ya habían permanecido con la fogata.
Estaban Catalina, una pelirroja oriental, carácter sumiso, de veintidós años, y Byron, el cuñado de Ana. El resto del grupo lo conforman los tres que ya han sido introducidos.
De pronto, Ana, aprisiona del brazo a Brian, para sentir que es suyo, le insta:
—Tengo la necesidad de caminar. Vamos, demos un paseo.
Brian cede a los ruegos de Ana para evitar una molestia. Ricardo los ve levantarse, fija sus ojos a través de las gafas en ellos, dice:
—Tengan mucho cuidado en este bosque, las historias son reales, los rumores tienen su origen…
Ana lo observa con ojos aterrados, Brian la tira de la mano. Entran a través del paso de los árboles.
Minutos más tarde, Ana está contemplando unas lápidas rosáceas en la tierra frente a ella. Éstas abundan por el lugar. Brian continúa tomado de su mano, y mira los epitafios, con indiferencia total.
Ana empieza a temblar. Está muy asustada. Un hálito de viento, como un ser invisible, ha acariciado su espina dorsal, la recorre un escalofrío. Se erizan sus pelos. Presiona fuerte la mano de su novio, como si fuera a arrancársela. Brian se molesta. Ana siente presencias, la mirada fija en las lápidas, dice:
—Veo círculos trasparentes sobre estas piedras…
Las esferas bailan, recorren, fluctúan. Brian las cree mentira, no las puede divisar.
En este encuentro espiritual estremecedor que tiene Ana, siente agobio y deseo de correr, fustiga a su pareja para que se retiren. Lo incita, empuja, solloza en exhortaciones y plañidos. Brian se detiene para reprenderla. Pero en ese instante, algo llama la atención de Ana, que ha volteado.
Una voz gutural y ancestral surge de las entrañas de la tierra, las lápidas, y con una potencia inusual junto a un tono amedrentador, que hace temblar el suelo, advierte:
—Retírense de aquí si no quieren sufrir una horrorosa muerte.
La pareja ahora consciente del peligro se dispone a correr. Una sombra deforme con largas garras emerge desde las hojas desperdigadas, adopta figuras espeluznantes y los persigue. Mientras huyen ven a dicha oscuridad filtrarse entre árboles, acechándolos.
Cuando finalmente pierden el rumbo y la entidad los ha extraviado, Ana siente el pecho hinchado, respira con dificultad, está jadeante. Increpa a Brian por última vez:
— ¿Ahora sí crees que es buena idea venir a este lugar? Todo por las ansias insatisfechas de tener relaciones sexuales…
Él calla, indignado. Ana suelta su mano y se sienta en la tierra, decepcionada. Brian divisa algo pero no alcanza a advertirle.
—Qué es esto… —dice Ana espantada. Observa su mano, tiene una sustancia viscosa adherida. La ha puesto encima de un lomo suave, húmedo, incómodo. Aguantando la consternación atisba dos gusanos gigantes a cada lado. Cubiertos en tierra, bombean, son repudiables, en la boca poseen un círculo de sangre. El instante se paraliza, Ana está petrificada de terror.
Ella se incorpora, Brian le tiende una mano. Alcanzan a descubrir entre las dos criaturas un cadáver en putrefacción. Huyen, se internan entre los árboles en carrera desesperada.
Aparece Ricardo por un lado del camino, solamente para recordarles: “Se los dije”. Él también se une al escape pues el bosque está frenético y furioso.
Entonces encuentran a Catalina y Byron, quienes habían sido abandonados en la fogata. Los cuatro corren deprisa, los árboles atrás emiten sonidos extraños, el lugar está embrujado. Catalina tropieza y pide ayuda. Una tarántula negra comienza a subir por su pantorrilla. Ella y Ana dan un grito de horror, Brian patea al arácnido, Catalina se levanta y no pierden tiempo.

En la huída, empiezan a perder las esperanzas. Han avanzado mucho y no encuentran vía afuera. Es un camino estrecho sin final. Una lágrima desciende por la mejilla de Catalina, Ana se aferra a Brian, ¿encontrarán una salida de el bosque?

DarkDose



















Comentario: un relato de suspenso tal como indica el título, en el cual quise intentar una nueva técnica de escritura.

jueves, 3 de octubre de 2013

Una reseña sobre la película "Fenómenos Paranormales 2"


Para quienes habitúen visitar este blog, seguramente los sorprenderá el hecho de que estoy haciendo una reseña; es que es más que todo un capricho; lo explicaré de este modo: yo venía saliendo de la sala de cine, después de ver la película que presentaré a continuación, y me dije: "esto se merece una reseña". Y no precisamente una buena, pero bien, ser sincero es la cosa. Yo no soy aficionado a ir al cine ni cosa por el estilo; creo que nunca antes he hecho reseñas, pero ésta vez es la excepción. Ésta es una película que se merece una análisis, aunque sea por antojo, precisamente porque es muy mala.



Muy bien, empecemos. Veamos cómo me correrá la suerte en mi primera reseña. "Fenómenos Paranormales 2"; latinizado, "Grave Encounters 2", en su idioma original, es la secuela de "Grave Encounters", película que no vi pero que por medio de imágenes me había enterado de su existencia. Sé que no parece muy adecuado el hecho de hacer una reseña sobre un filme, sin haber visto la primera parte de éste. Pero es que con esta película no es necesario; en la misma introducción y a lo largo de la cinta, ocupan demasiado espacio en una suerte de flashback (lo que por cierto hace muy lento el ritmo del filme), lo que se transforma en redundante y además no deja demasiadas dudas sobre la primera película sin despejar. Evidentemente, con esta prolongada introducción sobre la anterior, ya sabemos con qué estamos tratando. Incluso uno sin haber visto la primera parte, sin necesidad de ser demasiado perspicaz se puede percatar de que el largometraje con el cual nos encontramos, por carecer de argumento se cuelga casi completamente de su antecesor, lo que nos deja una muy marcada sensación de falta de ideas y de que dependieron bastante de la primera parte.



Ahora, con esta introducción algo detallada así mismo como la película nos puede hastiar con su extenso prefacio, vamos a remitirnos directamente a éste y a las escenas de dicho filme, que, sin intenciones de matar el suspenso, vuelvo a recalcar aun antes de continuar, que la película es mala. Es mediocre, y un producto más perteneciente a lo 'comercial'; osea algo que solamente parece perseguir fines de lucro y estar hecho a la rápida, lo cual invade los cines.

El filme comienza abriendo con comentarios y opiniones de gente normal a través de sus cámaras hacia la internet, compartiendo sus sentimientos sobre la película "Grave Encounters", mostrándonos otra vez que lo que veremos a continuación está totalmente basado en la primera parte. Esta 'escena' de la gente subiendo sus comentarios a la red, nos aparece tan de repente y de la nada vemos a gente hablando, que creemos que es uno más de esos comerciales que muestran antes de iniciar la película, y de hecho ni siquiera le damos importancia. Estas mismas personas hacen sus propias reseñas, y algunos sinceramente llegan a opinar dentro del filme que la primera parte es malísima, así como otros (claramente la mayoría, para la conveniencia, claro), dan a su vez sus observaciones muy exageradas y positivas sobre la película, haciéndonos descubrir en sus rostros que es casi seguro que les han dado algún billetito para que fingieran aquellas alabanzas. Las opiniones concluyen, y de pronto, otra vez de una forma inesperada como parece que será acostumbrado en este filme, nos abren una escena en medio de una fiesta; aquí empieza uno de los muchos clichés que tendrá la película (cliché: cosa muy trillada que se da en las cintas). Vemos el típico ambiente alocado, el abuso de marihuana y su humo en derredor, y claro, no podía faltar, el recontra citado beso entre dos mujeres, para avivar a la audiencia, quizás. Es entonces cuando se nos hace conocido este ambiente 'juvenil'. En medio de éste aparece su protagonista, Alex Wright, un actor que no nos convence demasiado, carente de desplante, y que en su estreno está en medio del paroxismo de la fiesta.



La primera vez que lo encontramos es cuando un amigo entra a su cuarto, y sí, para sorpresa del público, encontramos a nuestro "gallardo" protagonista, frente a una computadora y masturbándose, ante la vista de la audiencia que tiene la desgracia de que le muestren lo que está viendo el personaje, y se trata de una película porno censurada a medias, que sin demasiada habilidad se puede descifrar totalmente su contenido, además de los sonidos evidentes que están demás, que igualmente nos harán escuchar. Después la escena, con cambios muy mal marcados se trasladará a cuando Alex Wright está fuera del dormitorio, ya que su amigo lo ha sacado de allí, lo ha convencido para que se drogue y se vista como un travesti. Este amigo del protagonista lleva un traje de vikingo, y a primeras instancias del filme te puedes dar cuenta que es el idiota más grande y estereotipo que encontrarás. El cabeza hueca. En esta parte las escenas tratan de transformarse en una especie de comedia, muy mal lograda y grotesca, donde vemos situaciones como que al protagonista lo duermen y le sacan una foto de alguien con sus genitales sobre su cabeza, etcétera.

Después de esta introducción y esta aburridísima fiesta, finalmente el protagonista vuelve a su dormitorio, a los días que siguen se encuentra en la habitación con sus amigos, y él está revisando sus comentarios en su cuenta de YouTube. Incluso su primer amigo, que hasta tiene cara de idiota, Dylan Playfair, le dice que se despegue de la computadora, pero Alex Wright le responde que ésa es su forma de darse a conocer, y su pasatiempo justamente es dedicarse a hacer reseñas; viene al caso, que precisamente en ese instante estaba haciendo la suya de "Grave Encounters". La trama de la película inicia cuando él nota que alguien le hace una respuesta en vídeo. El usuario que ha hecho esta respuesta —prepárense—, tiene el escalofriante nombre en su cuenta de "DeathAwaits666"; "LaMuerteEspera666"; sí, así de original, como se esperaban (evidentemente es sarcasmo). Y en el vídeo que le muestra aparece un degradado Lance Preston, protagonista de la primera película, en un cuarto oscuro, que es el manicomio donde se desarrolla la primera historia. Alex Wright, extrañamente sorprendido, como si algo personal lo llevara a poner especial interés en aquella respuesta de vídeo, considerando lo mucho que le ha intrigado esta película y quizá dejando de lado sus otras cosas; interés que no nos parece muy convincente porque se nos hace raro que se afane tan de improviso por una respuesta que le proviene de internet, aunque esto puede explicarse por la inclinación que le genera la película, se muestra particularmente afectado, y es impulsado a indagar más.



Para no alargar tanto la reseña nos transportaremos con más presteza hacia los hechos más 'importantes' en el filme. Antes de que el grupo de protagonistas se traslade al manicomio a investigar por causas que explicaré en breve, nos falta introducir a una actriz que justamente desempeña su mismo cargo en la película, y que trabaja previamente con Alex Wright quien es estudiante de cine. En la escena que viene, él está filmando una película de terror, con la cual quiere sobrepasar todos los límites y concebir una historia verdaderamente espantosa y cliché (él mismo se percata de que está usando cosas conocidas en la grabación, y se esfuerza por innovar, pero no le resulta). Sucede que su actriz estrella es Jennifer Parker, una estudiante que se siente atraída por este individuo, y que además, como observación personal, es la que mejor desenvuelve su papel en la cinta y de forma más creíble, y lamento el patético final que llega a tener en el desenlace.


















¿No es hermosa ella? Es Leanne Lapp y hace el papel de Jennifer Parker en  la historia. Creo que podría ser una de las únicas cosas que destacan en el largometraje. 

Pues bien, retomando y ya para ir concluyendo, Alex Wright junto a sus amigos, motivado por la respuesta de vídeo busca más información y viajan hasta la casa de la madre de Lance Preston. Allí, se encuentran con la anciana que padece demencia senil, y sin encontrar demasiadas pistas se ven expulsados de este hogar. Aun así nuestro protagonista recibe de la respuesta unas coordenadas, las cuales encuentra que están en Canadá. Por lo que motivado por fuerzas extrañas, junto a su grupo se dirigen al país vecino.

Estando allá se dirigen al extraño edificio donde había sido grabada la primera parte; en este lugar entran furtivamente y a Alex se le ocurre la brillante idea de que, teniendo en cuenta las circunstancias, puede grabar su sorprendente película de terror en aquel mismo recinto a modo de documental, habiendo ya decidido que investigarían todo lo concerniente a las desapariciones de "Fenómenos Paranormales" parte uno, que consideran reales, siendo que un ejecutivo mismo de la película le confirma esto previamente al protagonista.



La película es de una duración prolongada, llena de escenas que nos parecerán remembranzas de otras películas y cosas típicas del género, susceptibles de críticas a la hora de esperar originalidad en ésta y no encontrarla; tales como una sesión de Ouija, un policía que los sigue y termina muriendo, electrocutado, el camarógrafo desprevenido que es quien primero se convierte en víctima; y lo más repudiable que le encuentro al filme, son los sustos fáciles que pretende darnos, tal como el de una escena en que una niña yace sentada peinándose el cabello, de pronto deforma su cara y el grupo echa a correr.



Quizá la película sería soportable si estuviera mejor comprimida, pero es una carga de hechos trillados que llena de hastío. Cuando encuentran al personaje de Lance Preston, que resulta estar vivo y ser una especie de ermitaño, la trama toma un pequeño giro, pero ya muy avanzada en el nudo. Cerca del desenlace resulta ser que éste quiere escapar del lugar después de haber estado aprisionado durante nueve años, a costa de asesinar a los jóvenes estudiantes, y también hace juego en esta parte una puerta roja encadenada que supuestamente lleva al exterior. En el apogeo, Lance es llevado por un vórtice que destruye el muro, provocado por la entidad que habita el edificio.

Al final, los dos sobrevivientes son Jennifer y Alex. Pero pronto éste esboza una expresión siniestra, y en un intento quizá de los productores por hacer al personaje más interesante, da un discurso a su compañera diciéndole si acaso ella no anhelaba tener un final trágico y perfecto dentro de su papel de actriz. La estudiante reacciona espantada, naturalmente, por el cambio del joven, entonces éste le da cabezazos hasta tumbarla en el suelo y luego le deforma la cara atizándole más golpes. Es así como termina convirtiéndose en asesino en su propia película.

Este desenlace me parece lamentable, y como dije, "estaba de más", porque realmente no había razón alguna para matar a su compañera, que, insisto, desempeñó el mejor rol y la personificación más creíble.

Ya para ir terminando esta historia, el protagonista después de abandonar el edificio embrujado se topa con los policías, quienes lo encuentran en un estado raro y lo detienen con vehemencia. Tras eso el tiempo da un salto y la película va cerrándose cuando están el ejecutivo de antaño y él estrenando la segunda parte terminada, de "Fenómenos Paranormales", donde hacen hincapié en que, esta historia no es real. Pero sabemos que la película, en un retrospección y en esta especie de paradoja, ha querido demostrarnos lo contrario.

En conclusión, después de esta larga reseña, que en realidad no me incitó todo el tiempo porque lo contemplado no logra atrapar al espectador, esta película es tediosa, basura y una obra que evidentemente sólo persigue el lucro. "Deberían a uno pagarle por verla", como dije a la salida del cine y lo vuelvo a afirmar. Puede ser una cinta para pasar el rato en una tarde solitaria en casa, precisamente si es que dicho rato está lleno de ocio. Es para nada recomendable.




















Reseña por DarkDose