miércoles, 16 de abril de 2014

Crisis existenciales (1/2)

Uno.

Voy avanzando con las manos en los bolsillos, el cielo está nublado, veo la hora en mi reloj: las seis de la tarde. ¿Pero por qué oscurece tan temprano? Sí, verdad: porque estamos en otoño. Sin embargo, el firmamento tiene apariencia de que lloverá. Llevo la bolsa del pan en una mano. Quizá se largue la lluvia a mitad del camino a mi casa. Bueno, no importa. Después de todo, ¿qué cosas importan ya, tras que Daniela me haya dejado? Ahora está mejor en los brazos de su ex, ese fortachón soberbio. Yo me quedo solo. Así estoy mejor. Hace frío. En mi casa nadie me espera, sólo llegaré para encontrar la vana ilusión de una merienda familiar, pero todos estarán pendientes de las pantallas de sus celulares, luego se levantarán y seré el único que queda en la mesa. Me lo sé de memoria. En fin. Está haciendo algo más de frío, sí, creo que en cualquier momento caerá una gota. La tarde está horrible, como mi cabeza, atiborrada con angustias, trabajos de la universidad, estrés. Un ajetreo eterno. Me pregunto cuándo vendrá mi descanso. A medida que camino van pasando los árboles a mi lado. Me traen a la mente un cementerio. Oh sí, qué lindo lugar… ¿Cuánto faltará? Voy contando los años. No, soy muy joven. Tendría que esperar medio siglo. Pero quiero descansar…


La oscuridad, el silencio, son algo tan apacible… Es como el rumor de una canción de cuna; como si fuera durmiendo mientras avanzo. Madre, abuela, abuelo, llévenme con ustedes a ese lugar que me está prohibido. Soy adolescente, pero también se me acaban las energías. Pienso… ¿Cómo puede caber tanto pensamiento en esta cabeza mía? ¿Cómo el firmamento puede tolerar tantas locuras?

Veo adelante un árbol, tras el cual un sujeto se está escondiendo. Viste de negro, no lo veo bien. En la esquina de mi casa se juntan drogadictos. Allí hacen sus negocios; son todo un grupo. Este sujeto debe ser uno de ellos. Levanta su brazo lentamente. ¿Qué tiene en la mano? El objeto despide un brillo metálico. ¿Una pistola? ¿Me está apuntando? No…, sería demasiado bueno para ser cierto. Quiero descansar… La muerte es algo… no sabría definirla. No sé si quiero vivir. ¿Quiero vivir? Espera, no dispares.

-|-...DarkDose...-|-



miércoles, 9 de abril de 2014

Canción de otoño a mi amada

No hay nada más triste que mirar un girasol solitario sobre un prado mustio.
Nada desconsuela más que escuchar los gemidos del viento, mientras busco un abrazo tuyo.
Me rompe el corazón ver el decaimiento de tu sonrisa.
Falta a mi mundo la luz cuando tus ojos entristecidos se vuelven al pasado.

Dama de mi suspirar, aire de mi cuerpo, remedio contra mis pesadillas.
Eres llovizna que cae por las tardes en tejados, eres silencioso suspiro de una vela que lucha por arder.
Desde aquí siento la fragancia de tu cabello que alguna vez fue castaño, me hundo en tu ser, me interno en tu universo, me mezclo con tu melancolía y soy en tu respiración.
El otoño tiene tu aroma, la marca de tu piel está impresa en las calles de tantos países, las farolas lagrimean al recordarte…; y este desdichado corazón sólo gime, con tu nombre en la boca.

Desde el dorso de mi mano surgen caminos de inspiraciones, la noche invade mi cuarto, y en él hay un pincel solitario, con el cual deseo dibujar tus cabellos, tus alas, tu perfecta sonrisa, y quiero soñar hasta que la luna caiga sobre mi pecho, ahogándome, y esta pesadilla llegue a su término, que me tortura y susurra tu nombre en mi oído. Entonces desfallezco, pongo mi rostro sobre la almohada y muerdo lágrimas, devoro esperanzas y visualizo la soledad.

Desde aquí —la prisión que me he forjado a lo largo de los años—, puedo sentirte con mis cinco sentidos. Te tengo en abrazo imaginario, beso tus labios invisibles y efímeros como una brisa, mientras caigo sobre tus ojos de chocolate, que me arrastran sin que exista el tiempo, y me llevan a una época de profundidades sin fin.

Amor, los segundos me causan apremio, los segundos que voy contando sin ti. El fuego arde en mi pecho; te aseguro que siempre está encendido, y el hielo sopla en el tuyo, como un glaciar, pero quiero derretirlo con mi calidez, quiero revivir a esos dos románticos amantes que en un tiempo fuimos.
Amor, el tiempo acucia, la vida es mala, pero hermosa y llena de detalles. Aunque no es vida si no la comparto contigo.

Porque sin ti soy yo a medias, me falta la parte primordial.
Donde quiera que estés, te regalo este otoño. Sólo espero que la vida no sea tan cruel como para que te olvides de mí, pero me acostumbro al dolor; así debe ser para mi alma.
Te pido que me des fuerzas.

Y no olvides que te amo.

DarkDose

09/04/2014

Estoy enamorado, pero es un amor no correspondido.



viernes, 4 de abril de 2014

Te llamas Soledad (Poesía)

Dime, hermana mía, por qué las hojas de otoño vuelan solitarias.
Dame el por qué del viento que las sopla con inteligente delicadeza.
Y no olvides añadir, cuál es la razón de los tristes álamos en la magnífica noche;
ese inmenso manto que me devora en mis inermes horas; consume estos fatigados ojos.
Dime, hermana, cariño, cuál es mi tipo de soledad: si es de aquellas de iglesia, ponzoñosa, transitando por las venas de mi ser,
o si es de esas soledades suicidas, de tomar un puñado de pastillas o en la bañera cortarse venas.
Añádeme, con tu dulzura de miel, el motivo de mis paseos solitarios a plena luz del día por las edificaciones que ha hecho el hombre en su tonto sistema.
En la sangre derramada sobre el lavamanos, en mi mirada, que del dolor se pone colorada

Por último, en el clímax del amor, hermana, revélame si tendré acogida en tu pecho, en pos de hundirme en ese tierno núcleo al que nombras corazón.

DarkDose

03/04/2014